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Las amistades extremadamente peligrosas del ministerio de Defensa

Las amistades extremadamente peligrosas del ministerio de Defensa

“Se trata de una exposición militar, igual que la que el Ifema de Madrid organizará a finales de octubre, solo que 50 veces más pequeña. Si esta es ilegal, la del Ifema también”. El teniente de alcalde de Quijorna intentaba capear así el escándalo generado al trascender que se había usado el polideportivo del colegio público de la localidad para acoger un mercadillo titulado “Primeras jornadas de exposición, militaria y cultura de defensa”. Hay que admitir que el político local tiene razón: en Quijorna no ha ocurrido nada que no lleve pasando años, aunque hay que decir que ceder el uso de un espacio educativo para exhibir banderas nazis tiene su mérito.

¡No es ideología! ¡Es historia! ¡De la buena!

                                                            ¡No es ideología! ¡Es historia! ¡De la buena!

El mismo sábado 26 de septiembre, en su cuenta oficial de Twitter, el Ejército del Aire invitaba a visitar la mencionada feria, a la que aportaba una serie de modelos de aviones históricos. Cabría preguntarse si el lugar de una institución pública a la que se le exige y presupone una neutralidad política exquisita es un espacio de venta de artículos dedicados a la exaltación del franquismo, nazismo y fascismo. La respuesta, a tenor de los precedentes, es que sí.

¡Vengan, vengan! ¡Van a ver que divertido y democrático es todo!

                                      ¡Vengan, vengan! ¡Van a ver que divertido y democrático es todo!

El pasado 29 de junio la fundación Don Rodrigo (subtitulada “para el estudio y conservación de la historia militar y europea“) organizó en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campouna feria que produjo imágenes muy parecidas a las que hemos podido disfrutar gracias al ayuntamiento de Quijorna: algunos artefactos históricos, bastantes falsificaciones y mucho merchandising totalitario, con preponderancia absoluta de la guerra civil, el ejército franquista, la división azul y la Werhmacht nazi. Todo presentado sin ningún criterio museográfico, absolutamente descontextualizado, con una total ausencia de información científica y una vocación comercial más que evidente, por no hablar de los vínculos de algunos expositores con la extrema derecha. Como en el caso de Quijorna, además, el evento estuvo respaldado por el Ministerio de Defensa. Nos lo cuenta la propia fundación en el anuncio:

“Este año podremos disfrutar de una representación muy completa de los medios y blindados de la unidad pesada más importante de nuestro Ejército de Tierra: la Brigada Guadarrama XII y de la que en la actualidad algunos de sus miembros se encuentran de misión Internacional en el Líbano. Llevarán un carro de combate “Leopard”, una pieza ATP M-109, un “Pizarro” y un vehiculo de reconocimiento “Lince”, así como información del Museo de Unidades Acorazadas del Goloso y la furgoneta de captación de Defensa.”

Estas cosas solo se pueden ver en España. Y ademas, de verdad.

  Gente disfrazada de nazi hablando tranquilamente con miembros de las fuerzas armadas. Estas cosas solo se pueden ver en España. Y ademas, de verdad. (Fuente)

Este despliegue de medios por parte de Defensa, que también despertó cierto eco mediático, no fue ocultado por el ministerio. Más bien al contrario, se justificó como como fomento de la “cultura militar”, un capítulo al que el Ministerio le presta bastante atención (y a veces con iniciativas interesantes), incluso en época de crisis.

Dentro de este epígrafe, llama la atención la presencia continuada de la mencionada fundación Don Rodrigo, tanto como organizadora de los eventos mencionados comoparticipante en actividades organizadas por Defensa. Lo hace de manera natural, sin convocatorias previas: ofrece sus servicios ya sea para restaurar carros de combate antiguos en El Goloso, ya sea prestando colecciones de armas para diversas capitanías y todo ello bajo el paraguas de “fomentar la cultura militar”.

Tirando del hilo de la fundación Don Rodrigo, vemos que uno de sus patronos y fundadores, Alfonso Ruiz de Castro, es además administrador (junto a su hermano Juan José) del Grupo Soldiers creado en 1988 por Carlos Rodrigo Ruiz de Castro, (llamado el Cid, como…don Rodrigo). Carlos, hermano de Alfonso, es uno de los personajes históricos de la ultraderecha neonazi en España: fallecido en 1995, fue fundador de Bases Autónomas y mantuvo una intensa actividad en el universo neonazi español. Tras la muerte de Carlos Rodrigo, su hermano Alfonso Ruiz de Castro pasó a ser administrador de Eurosurcamp S.A. que controla la editorial Soldipress, las tiendas Soldier en Madrid o Furriel en Barcelona, dedicadas a la venta de objetos de “coleccionismo militar”, o más bien parafernalia nacionalsocialista, franquista y fascista, diversificándose también al sector de atrezzo o airsoft. Y, por supuesto, a organizar ferias como las que nos ocupan.

La fundación Don Rodrigo es bien conocida en los ambientes extremistas de Madrid. Este informe (que le valió una querella -desestimada- a la fundación al Foro Social de la Sierra de Guadarrama, a Esteban Ibarra, a un concejal de IU y a tres páginas web por publicar comunicados de la fundación) muestra una serie de actividades de exaltación nazi y fascista en pueblos de la periferia madrileña como Alpedrete, famosos por sus episodios de violencia skin. Sus actividades son presentadas como investigaciones o difusión histórica, pero el hecho es que la actividad principal del grupo es la venta de parafernalia nazifascista y la difusión de obras en esa órbita ideológica.

Sin embargo, estas conexiones con la extrema derecha no han sido óbice para que la fundación Don Rodrigo (y con ella el Grupo Soldiers) haya tenido acceso a edificios históricos dependientes de Defensa o se le asignen, como en el caso comentado de la feria “No solo militaria”, vehículos pesados y personal de las fuerzas armadas, con el gasto que eso supone en un contexto de restricciones presupuestarias (que después no lo son tanto). Por no hablar del desgaste de imagen que conlleva la exhibición de material oficial del ejército en un contexto que la ciudadanía percibe, justamente, de extrema derecha.

Pero aún hay más: el pasado 21 de junio, por ejemplo, en un acto celebrado en la Comandancia Militar de Valladolid, la fundación fue homenajeada “por la especial consideración y afecto demostrado hacia las Unidades de la Inspección General, mejorando con ello el conocimiento mutuo y la imagen del Ejército”, con entrega de diploma y tropa formada incluida. El acto provocó cierto revuelto interno y fue decidido por el general Aurelio Quintanilla Burgos, considerado afín a la línea ideológica de la fundación.

¿Que organizan ferias de merchandising nazi-fascista? ¡Pues tome un diploma, hombre!

¿Conexiones con la extrema derecha? ¿Símbolos preconstitucionales? ¡Nada, nada, don Alfonso! Un diploma y a su disposición, faltaría más. Por cierto, bonita camisa.

No todas las personas participantes en las ferias son fanáticos de extrema derecha: hay coleccionistas honestos, gente interesada en objetos históricos o simples curiosos. El peligro es confundir una determinada (y sectaria) visión de la historia, basada en la exaltación del militarismo totalitarista con lo que debe ser la defensa en una sociedad democrática. Por no hablar del riesgo de captación (voluntaria o involuntaria) al que se expone el sector más vulnerable de los asistentes: gente joven, sin formación, que ve con naturalidad una serie de símbolos o de libros como refrendados por las fuerzas armadas, que a fin de cuentas avalan con su presencia todo el acto.

Por último, la fundación Don Rodrigo (y organizaciones adyacentes) ha anunciado que el próximo 30 de noviembre repetirán la feria “No solo Militaria”. Con estos antecedentes y la presencia segura de asociaciones y librerías de extrema derecha -como viene siendo habitual- cabe preguntarse si Defensa seguirá prestando su apoyo a una actividad que se compadece mal con los valores de la democracia constitucional a la que se deben nuestras fuerzas armadas y cuyo fin último es, como poco, dudoso.

Alcalde y subdelegado de gobierno metiéndose en un jardín.

Alcalde y subdelegado de gobierno en Valladolid, metiéndose en un jardín acompañados de fundador y patrono de la fundación don Rodrigo.

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